viernes, 30 de mayo de 2014

La Historia de Chose (Desde España)


Me llamo Chose, vivo en España y tengo dos hijos. El mayor tiene (casi) 13 años y la pequeña 7. Mi hijo nació tras un parto medicalizado con todos los protocolos que la OMS desaconseja. Tomó pecho durante casi un año porque comencé a darle biberones de leche artificial, con lo cual mi producción fue disminuyendo poco a poco. La crianza de mi hijo se basó, los primeros años, en la crianza convencional, en conducirle para  que fuera obediente e independiente. 
Para ello usé, por ejemplo, el método Estivil (basado en el Ferber), creyendo que dormir era algo que se podía enseñar o aprender. Ahora sé que incluso los fetos duermen lo que necesitan y que el sueño, como tantas otras cuestiones, es un proceso relacionado con la maduración de cada organismo, que va evolucionando en función de sus necesidades, y que por tanto no debe forzarse.
  Era muy exigente y dura con él (en el fondo lo estaba siendo conmigo misma). La disciplina y los castigos formaban parte de cada día, aunque había algo en mi interior que me hacía sentirme mal cuando le pegaba o lo veía sufrir con sus rabietas, que duraban horas.
La crianza de nuestros hijos nos conecta con nuestra propia infancia y aflora lo que recibimos en aquella época, en mi caso una alta dosis de agresividad y violencia, verbal y física. Cuando empecé a estudiar Antropología supe de la etnopediatría y de alternativas más respetuosas en la maternidad, desde entonces no he parado de seguir aprendiendo con humildad e ilusión.
Mi hija, seis años después, nació también en un hospital aunque de forma algo menos intervenida. Para entonces tenía muy claro lo necesario del contacto físico, de la lactancia y del tiempo compartido con los hijos. Mi hija y yo llevamos (casi) cuatro años y medio de lactancia. Sus tiempos han sido siempre respetados: en cuanto al control de esfínteres, al sueño, a cuándo, cómo y dónde comer, a abrigarse más o menos en función de sus sensaciones, así como a su desarrollo y maduración cognitiva.
            En el enorme cambio entre ambos modelos de crianza tuvo una gran influencia el conocimiento de redes de crianza virtuales en Internet. Poder compartir en esos foros experiencias, dudas e información con personas de todas partes del mundo: México, Argentina, Panamá, Turquía o Venezuela, por citar algunos países; constituyó el germen de un conocimiento y amistad que se cultivó a lo largo de los años y que formará parte de mi vida y de mi familia para siempre. Al cabo de unos años esa experiencia de compartir una crianza más respetuosa con otras familias se trasladó al mundo presencial, a través del grupo de lactancia de mi ciudad. En ambas redes de crianza, virtual y presencial, las actuaciones y necesidades han ido evolucionando al tiempo que crecían nuestros hijos.
            Las consecuencias de los diferentes modelos de crianza, impositivo o respetuoso, las vivo cada día en mi casa: mi hijo tiene una acusada tendencia hacia la negatividad y una baja autoestima. Casi siempre está enfadado y no es capaz de asumir su responsabilidad (los primeros años yo la asumí por él) en todos los ámbitos de la vida. Mi hija, por el contrario, es una niña positiva y feliz, siempre se ha sentido querida de la forma que ella (y no yo) necesitaba. Su desarrollo está marcado por su autorregulación y autorresponsabilidad. Y, aunque sigo cometiendo muchos errores, he aprendido a pedir perdón a mis hijos y a perdonarme. Sigo aprendiendo de ellos mientras vivo la aventura de acompañarles durante su vida. 
         La maternidad es un proceso de aprendizaje continuo que requiere presencia y humildad: 
Cuando crees que sabes todas las respuestas llegan tus hijos y te cambian las preguntas”. Y las consecuencias de los primeros años de nuestros hijos, de la relación que establezcamos entonces, son para toda la vida. Somos sus cimientos emocionales.


Chose - Desde España

martes, 20 de mayo de 2014

Los pollitos dicen pío, pío, pío.....

Los pollitos dicen 
pío pío pío 
cuando tienen hambre 
y cuando tienen frío 

la gallina busca 
el maíz y el trigo 
les da la comida 
y les presta abrigo 
bajos sus dos alas 
acurrucaditos 
hasta el otro día 
duermen los pollitos .....

Todos conocemos esta canción, ¿verdad? y todos deberíamos saber que nadie (menos un niño) pide lo que no necesita, por lo tanto si los padres nos dejamos llevar por nuestro más básico instinto hacia las necesidades reales de contacto físico que tienen los niños, la crianza se hará más fluida y por lo tanto más amorosa y empática, podremos dejar de lado y hacer caso omiso a quienes nos instan hacer lo contrario: atender a nuestros hijos y darles el amor y compañía que necesitan para crecer emocionalmente sanos y llegar a ser personas seguras, con su mochila llena de amor y no de miedos.
Los niños (todos lo sabemos) crecen muy rápido, pasan de una etapa a otra casi sin darnos cuenta y de esa misma manera un buen día empiezan a necesitarnos menos, empiezan a crecer y a sentirse seguros. Puede ser cansado, pero si en nuestro fuero interno sabemos que hacemos bien y no nos dejamos llevar por las críticas no amables hacia nuestra manera de criar, podemos disfrutar la infancia de ellos y los niños disfrutar a sus padres.

viernes, 9 de mayo de 2014

¿A qué sabe la leche materna?









Giulliana nos dejó una idea en la página sobre preguntar a los niños que ya hablan a que sabe la teta, acá les vamos colgando las respuestas de los niños/as:





Yasnel:
 "sabe rico! sabe a mami" by Andrew 3 años

MargaritaAntonia, mi hija de 5 y amamantada hasta los 4 y medio dice: "sabe a amorcito"

Karenmi gorda de 2años 3meses dice..-ricaaaaaaaaa¡¡¡¡¡ quiero teti¡¡¡¡



Carmen:  Mi hijo de 4 años dice que sabe 'a mi mamá'.

Paola: Mi hijo de tres años tomaba sólo de una, cuando me embaracé y la otra se empezó a llenar, comenzó a tomar de las dos y me decía que la suya (de la que siempre tomaba) sabía a agua de sabor y la otra a leche.

Ruy: Mi hija de tres años y medio dice, con sonrisa, "¡mmmm, sabe a mamá!" 

Natalia: Mi Carlota con trece meses decía a cacao(colacao). Víctor aún no dice nada con 18 meses no dice nada


Cinthia: Chocolate... Debe ser por que es la maxima expresion de lo rico para el...


Valeria: Yo probé mi leche porque tenia esa duda....es dulcisima y riquisima

Marcela: yico yico (rico rico) dice mi bb d 27 meses
Luz:  le acabo de preguntar a mi bebé (2 años 7 meses) y dice que sabe rica, jejejeje

Norelys: mi bebe de 23 meses me dice "late" chocolate (aunq casi no ha comido, no se porq lo asocia con el choco) y dice que es "mmm ica"rica....

Eyra: Mi esposo y mi hija de 7 años dicen que sabe a agua de arroz y avena jajaja.

Silvia: Mis sobrinas han debatido el tema 2 y 4 años. La de 2, dice que es sabrosa y la de 4, dice que es más que deliciosa. Le he preguntado a mi hijo de 21 meses y como buen hombre (de pocas palabras) le digo, Jose, te gusta la tete, es rica? Y mueve su cabeza diciendo si.

Isis: Yo la probé cuando amamantaba a mi hijo mayor (tiene 9 años)y era como un te suave y dulce, ahora con mi gordito de 16 meses, la volví a probar y pues me supo igual que la primera ves!
Giulliana: Para el mio sabe a chocolate!
Gloria: mi hija de 5 años dice que sabe a dulce, y la de 2 y medio dice que sabe a rico jajajajajajaja

Anaberta: Pues el mío tiene apenas 9 meses pero no quiere tomar agua o sea que mi leche debe encantarle.

Laia: Yo tambien la probé y es muy dulce!!

Naydú: Mi mena de 26 meses me dice mamá “iquisímooo”!!!!

Ayanami: mi hijo de 4 años dice que esta muy rica y que sabe a dulce. Doy pecho a mi bebito de tres meses. Tengo entendido que cambia la constitucion de acuerdo al bebe


Janeth: Sabe a mamá, huele rico, sabe a amorrrrrrrrrrr (con el énfasis) 


Yeilda: Manu no habla pero sé que le gusta por su sonrrisa y mi sobrino hermoso dice que es dulcita

Isabel:  Hace tiempo me dijo mi hija de dos años y medio que la teta de mamá sabe a mazapán. Así que imagino que debe ser muy dulce 

Diana: Jejeje a mi gordo de 18 meses le pregunta su papi si está rica y dice q siii

Romi: Mi beba de 17 meses dice: teta, teta mmmm!!!!


Nati: Sabe a dulce como caramelo

viernes, 2 de mayo de 2014

Mimar no es igual a Malcriar.



Hay muchos padres “tiràndose de los cabellos” por no saber que hacer con sus hij@s, han dejado de ser bebès, se les escapan de las manos, ya no los pueden tener en el corralito/parquecito por largas horas o amarrados al cochecito, ya no los pueden dejar abandonados en sus cunas hermosamente decoradas, desgarrándose en llanto largas horas “para que aprenda”. Y a què ha aprendido este niño? A no ser valorado ni tomado en cuenta, a que sus necesidades de afecto y contacto fìsico no seràn atendidas por mucho que reclame, ha aprendido a ser ignorado, y ya no se le oye llorar, ya no clama la presencia de sus padres, ya “aprendiò” a callar. Luego se quedan largas horas en la guarderìa “para que socialice”, “para que se espabile”, y al llegar a casa seguimos ignorando el pequeño, en algunos casos se les pega como medida disciplinaria y el abismo cada dìa se hace màs grande. No son los juguetes caros y la comida ràpida lo que hace feliz a un niño, ellos son y pueden ser felices con detalles sencillos y la compañìa de sus padres.
Al crecer inevitablemente el niño reclamará lo que se le ha negado, pero este niño o adolescente, ya no serà tan fácil de callar, ya ha tomado “las riendas”, apoyándose en una herida abierta, (y quien dice que las heridas que no sangran duelen menos) y se convierte en un rebelde, sin causa?, no, no es un rebelde sin causa, es un rebelde con causa. Nosotros los adultos les hemos enseñado a fuerza de ignorarles y de gritarles que esa es la manera de obtener lo que deseas, y que cuando no estas de acuerdo con alguien debes dar la vuelta y dejar solo a esa persona, sòlo que ahora no son los hijos los ignorados, son los padres a quienes los hijos han desvalorizado, porque lo aprendieron de ellos.
Nuestro cometido està cumplido: el niño o adolescente “ya aprendiò” la lecciòn, de que nos quejamos entonces?
Mimar no es igual a malcriar, un niño mimado es un niño amado, un niño malcriado es un niño mal - criado, abandonado en la soledad de las noches largas y oscuras, y no querido como se debe querer a un niño, como se debe mimar a un niño, con besos, sonrisas y amor, para que al crecer sepa dar a sus semejantes, todo lo hermoso de la vida que èl/ella ha recibido. Después de todo dicen que se recoje lo que se siembra, no?
No temamos “consentir” a nuestros hijos, no temamos abrazarlos, besarlos, llevarlos en brazos, calmar su tristeza, acudir a su llamado. Al final Ellos estàn aprendiendo de nosotros, sus padres.